top of page

La llamada que nunca llega – ¿Olvido o amor propio?

El año pasado tuve la oportunidad de participar en una semana folclórica argentina. En ésta escuché una zamba* que simplemente removió algo en mi alma y me sacó lágrimas no lloradas, lágrimas escondidas. Esta zamba hermosa llamada "Zamba por vos" dice:

"Zambita canta No la esperes más Tenes que pensar Que si no volvió Es que ya te olvido..."

(Abajo encuentran un video con la canción, que aviso, es malo, pero así pueden escuchar la zamba completa que es hermosa)


Y justo de esto quiero escribir el día de hoy. Del olvido, que quizás no es olvido, sino protección o amor propio. De ver esa llamada que no llega de otra forma, para quizás ayudar a consolar a nuestro corazón cuando se siente abandonado, olvidado, esperando escuchar una voz que nunca más escucharás. Porque lo que yo creo, es que no te han olvidado. Lo que creo es que han tomado una decisión, que bien o mal habrá que respetar y con el tiempo aceptar y al final agradecer.


¿Quién no se ha quedado esperando una llamada, un mensaje, una respuesta, una señal, algo para aferrarse y creer que todavía se puede rescatar lo que ya perdimos, lo que ya se acabó? Yo sí.

Yo sí me he quedado esperando esa llamada, ese mensaje que nunca llega. He sentido el dolor de creer que no fui importante, que ya me olvidaron, que no signifiqué nada. Pero también he sido yo la que ha decido no buscar, no llamar, no escribir, no contestar. Y puedo asegurar que duele igual o más ser el que no contesta, el que no escribe, el que no busca que el que está esperando.


En mi juventud he dejado de contestar o de buscar por un falso orgullo, siguiendo los consejos: "date a desear", "si le interesas, que sea él el que te busque", "el hombre es el que debe de buscar a la mujer y no al revés", "no seas fácil", y así miles de frases que seguro todas las mujeres, o las hemos escuchado o las hemos dicho. Y puede ser que por ello haya perdido la oportunidad de haber vivido otras historias, otras relaciones, otras experiencias. Pero esto será, quizás, tema de otro post.


Hoy, con lo que soy y con las enseñanzas que me ha dado la vida, he aprendido lo que significa el amor propio, o sea, amarse a uno mismo. A darme cuenta cuando una relación, una persona no me hace bien. Cuando literalmente estoy mejor, feliz, más tranquila y en paz sin ella con con ella.


Este darse cuenta no es fácil y no me considero un ejemplo de amor propio porque yo me tardo en pensar en mí mucho, primero pongo siempre a las otras personas – pero estoy aprendiendo cada día un poco más –. Mi proceso es: primero intento, luego perdono y doy excusas y defiendo lo indefendible y no veo lo que veo y sigo intentando hasta que llega el punto en el que me doy cuenta que me perdí y dejé de ser yo. Vamos, lo digo mas clarito, tardo mucho en elegirme a mí, en amarme a mí. Pero cuando lo hago, pues ya está, lo hago y no hay vuelta atrás. Tomo la decisión de amarme a mí, de elegirme a mí, de elegir mi felicidad, mi tranquilidad, mi paz. Y entonces decido alejarme de esa persona y de esa relación. Y por supuesto que duele. Es de lo más difícil, dejar a alguien cuando significa tanto para ti, cuando estas enamorada (o crees estar enamorada), cuando crees haber encontrado la felicidad. Duele mucho no contestar un mensaje, duele mucho no contestar esa llamada, duele mucho no ser tú para poder ser tú. Pero con el tiempo, cuando estas disfrutando de tu cafecito y sintiendo el sol en tu cara, te das cuenta que esa paz la habías olvidado por haber estado luchando contra tí y eligiendo a otra persona sobre ti.


Mi punto es que nos siempre que alguien no te llama, o no te contesta, o no te escribe, o no da señales de vida, o no te responde tu mensaje, no quiere decir que no le interesas, que nunca te quiso, que ya te olvidó. Simplemente que decidió elegirse a él, a ella. Que decidió por su tranquilidad, por que tú, de cierta manera, no se la dabas. Y entonces, en lugar de tirarnos al drama creyendo que nunca nos quisieron, que no fuimos nada para él o para ella y que ya nos olvidaron, pensemos que por algo se terminó la relación, lo quisieras tú o no. Y entonces, no nos queda más que aceptar pero sobre todo respetar la decisión del otro, dar las gracias por lo vivido e irnos para empezar a escribir nuevas historias.


A ver, me queda claro que cada historia es diferente. Puede ser que el otro haya decidido irse sin razón y haya decidido olvidarte. Pero ves qué palabra utilizo, "decidido". Y por más que duela y nos parta el alma y el corazón, cuando alguien decide algo, hay que respetarlo, como a nosotros nos gustaría que respetaran nuestras decisiones. Esa persona tendrá sus razones y tu respuestas vendrán con el tiempo envueltas en más amor, más alegría, en lo que mereces.


Entonces, la próxima vez que te encuentres esperando una llamada, deja de pensar en ello y mejor enfócate y alégrate por las llamadas que sí recibes. O llama tú a alguien que te importa, solo para decirle eso, me importas, ¿cómo estas?


Recuerda que el decidir no contestar no es sinónimo de ya no me importas. Hay mil y un razones, las cuales no sabrás, no entenderás y quizás no tengas ni que saber ni que entender. Recuerda respetar decisiones de los otros. Y recuerda que ya llegará esa persona que sí te busque, que sí esté, que sí te complete, que sí te haga bien. Elígete primero a ti, ámate lo suficiente para saber que siempre te espera algo mejor que estar sufriendo por esa llamada que no llega.


Me encantaría saber qué opinas de este tema, por eso te pido, que si te gustó, si no te gustó, si quieres completar algo, si quieres debatir algo, dejes un comentario. La idea de este blog no es ser un monólogo, sino un espacio para que todos crezcamos juntos.


¡Gracias por leerme!



*Zamba es un un baile folclórico del noroeste de Argentina y a su música y canto se le conoce con el mismo nombre.

Perdón por mi video de aficionada, al momento de empezar a grabar, no sabia todo lo que esta zamba despertaría en mi y la grabé hasta el final.

41 views1 comment

Recent Posts

See All
Post: Blog2_Post
bottom of page