Tengo que confesar que este fin de semana se me pasó especialmente rápido y me di muy poquito tiempo para pensar en el significado de este tercer fin de semana de adviento. Sin embargo, los mensajes claves para meditar y para llevar en el corazón siempre encuentran su camino y para mí este fin de semana no fue la excepción.
Hoy, 13 de diciembre, encendí la tercera vela de mi corona de adviento. Si mi corona hubiera tenido una vela rosa, hoy hubiera sido el día para prenderla. Hoy es el día en que se celebra la alegría de saber que ya no falta mucho para la Navidad. ¿A ti no te hace ilusión la llegada de la Navidad? A mi muchísima. Y aun cuando no sé que vaya a pasar, si volvamos a entrar en und "lockdown" o si impongan nuevas restricciones que no permitan la celebración de la Navidad, me ilusiona que el día llegue. ¿Te acuerdas cuando eras niño y te querías ir a acostar temprano pensando que mientras más temprano te dormías, más
pronto te despertarías para encontrar debajo del árbol de Navidad todos los regalos que Santa Claus o al Niño Dios te habían dejado? ¿Eras tú, igual que yo, de los que les dejaba leche, agua o galletas a Santa Claus y sus renos? Yo creo que era la única noche del año en la que mis papás no tenían problema en que mi hermano y yo nos fuéramos a dormir a temprano y a tiempo. Y creo que es justa esa alegría de la que hoy se nos habla y hago un par de analogías en la vida cotidiana, por que este sentir alegría por algo que sabes que viene, la hemos sentido, no una, sino muchas veces y no solamente para la Navidad. Por ejemplo, la alegría que sientes por las vacaciones que van a llegar (esa alegría la estoy sintiendo ahora mismo al escribir y puedes imaginar mi cara con una enorme sonrisa, por que cómo añoro tener un par de días libres), o la alegría que sientes por ese viaje que has planeado tanto tiempo, o la alegría que sientes cuando te llega una noticia que esperabas, o la alegría que sientes cuando llega la fecha en el que tu proyecto se acabó, o la alegría que sientes cuando acaba un año escolar, o la alegría que sientes cuando acabas tu carrera o tu maestría o tu doctorado, o la alegría cuando por fin tienes ese libro que encargaste. Y esa es la alegría que celebramos hoy y creo que es un recordatorio de vivirla no solo por la llegada de la Navidad sino durante todo el año, incluso cada día por tener la oportunidad de estar vivos y poder empezar de nuevo y en cero al despertar cada mañana.
Hoy en la misa en línea que tomo, ademas de conmoverme, porque no la celebraron en el altar principal como siempre, sino en una capilla dedicada a la virgen de Guadalupe, el sacerdote, en su homilía dijo cosas hermosas que ya comparto contigo. Como mexicana me conmovió muchísimo que una iglesia española, primero tenga una capilla en honor a la virgen de Guadalupe y dos que decidiera celebrar hoy la misa hay como parte de la celebración del 12 de diciembre. Y durante el sermón el sacerdote nos pidió que dejemos de concentrarnos en las cosas negativas, que no nos perdamos en lo malo, por que siempre hay algo bueno. Nos dijo igual que en nuestra cotidianidad, en las cosas que para nosotros son normales, ahí es donde Dios hace sus maravillas. Entonces, con una sonrisa, con una mirada, con una palabra, con un silencio, estas dejando actuar al Amor y quizás sin saberlo, ayudaste a alguien. Y en las cosas pequeñas es donde el Amor hace cosas grandes. ¿No te parece hermoso? ¿No te llena de alegría saber que en tu normalidad puedes ayudar a crear milagros, maravillas? A mi sí, y ademas me motiva a simplemente ser yo y no buscar algo super especial, porque ya soy super especial, igualito que tú.
Entonces, aunque tuve poco tiempo para pensar en este tercer domingo de adviento, al final creo que los casi cuarenta minutos invertidos en la misa, más los 15 minutos invertidos en mi ceremonia para encender mi tercera vela en mi corona de adviento y al escribir esto para ti, me han llegado unos mensajes maravillosos para esta semana: vivir en alegría, agradecer por lo bueno, no perderme en lo malo y pensar que soy un instrumento para hacer maravillas en mis actividades cotidianas.
Hoy la corona de adviento tiene más luz y yo pido hoy ser más luz para este mundo, tenerme más amor para poder ofrecerte más amor a este mundo y nunca perder la esperanza para seguir creyendo y luchando por hacer una diferencia en este mundo. Y pido, para que tu sigas siendo luz en este mundo y que te ames de tal forma que puedas dar mas amor a este mundo y que nunca pierdas la esperanza para para hacer una diferencia en este mundo.
Yo espero que cuando leas este post, puedas sentir la alegría que estoy sintiendo y que ademas te estoy compartiendo, por que es justo uno de los objetivo de escribir, causarte alegría y quizás darte una palabra o una frase, que te ayude a despertar y dar un paso más en tu camino espiritual.
Como parte de mi preparación, y quien me ha venido leyendo estas últimas semanas, quiero terminar este post con la oración que me ha estado acompañando este tiempo de adviento. ¿Me acompañas?
Oración por la paz
San Francisco de Asis
Señor, haz de mi un instrumento de tu paz. Que allá donde hay odio, yo ponga el amor. Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón. Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión. Que allá donde hay error, yo ponga la verdad. Que allá donde hay duda, yo ponga la Fe. Que allá donde hay desesperación, yo ponga la esperanza. Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz. Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría.
Oh Señor, que yo no busque tanto ser consolado, como consolar, ser comprendido, como comprender, ser amado, como amar. Porque es dándose como se recibe, es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo, es perdonando, como se es perdonado, es muriendo como se resucita a la vida eterna.
Amen.
¡Muchas gracias por acompañarme en esta preparación para la Navidad! Ya falta poco. ¡Gracias también por leerme y por dejar tus comentarios, ya siento la alegría de leerlos!
